Afirmar la heterosexualidad como requisito para la formalización de un matrimonio no es discriminatorio ni es contrario al principio de la igualdad ante la ley. Es, simplemente, el resultado de un hecho: el que nos lleva a aceptar, con la mayor objetividad posible y en homenaje a la coherencia que deben tener las instituciones, aquellos presupuestos y aquellos límites ineludibles que impone la propia realidad humana. Cuando las leyes se vuelven contra la naturaleza de las cosas, pierden autoridad y fundamento, y se desnaturalizan por completo. Y se convierten, lo que es más grave aún, en expresiones vacías de contenido real. Leer todo el editorial... Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó, y les dio su bendición: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran.” Gn 1:27-28 DHH Por eso, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres han cambiado las ...