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Mostrando entradas de abril, 2008

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"Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38). "Solía pensar que los dones de Dios estaban colocados en anaquelería, uno arriba del otro. Cuanto más alto yo creciese, más fácil les alcanzaría. Ahora yo pienso que los dones de Dios están colocados en anaquelería, uno abajo del otro. Cuanto más yo me incline hacia abajo, más fácil les alcanzaré." (F.B. Meyer) Nuestra vida cristiana consiste en buscar al Señor de tal manera que seamos siempre una bendición en Sus manos. A cada paso que damos en Su presencia ascendemos una grada en el conocimiento de Su voluntad. Queremos agradarlo y de esta forma, agradar a nuestros hermanos. Si somos una bendición en las manos de nuestro Dios ciertamente lo seremos también en la vida de aquéllos que están a nuestro alrededor. Sabemos que el amor es la característica de la vida de aquéllos que siguen al Señor. El cristiano está siempre presto a extender las manos a los necesitad

Linderos

No traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres. Pr 22:28 En la actualidad el tema de moda son los límites. En la escuela sufrimos violencia escolar, en la cancha violencia deportiva, en el hogar violencia doméstica o familiar y, comienza a hablarse de violencia eclesial. Comenzar a hablar no significa que recién comienza, sino que tal vez adquirimos cierto grado de madurez como para reconocerla. Así, la violencia está instalada en todo lo que el ser humano toca, accede, administra, influye. No se trata de un ámbito, se trata de nosotros. No se trata de los otros, se trata de mí. La Biblia me habla a mi, “No traspases…” ¿Yo Señor? Si decido jugar al Gran Bonete, el mal sigue avanzando mientras le paso la posta a otro. ¡Amén, si Señor! Si someto mi conciencia al examen de la Palabra de Dios, tendré luz, si clamo al Espíritu “Oh Dios, examíname, reconoce mi corazón; ponme a prueba, reconoce mis pensamientos; mira si voy por el camino del mal, y guíame por el camino eterno.”
Titulares del diario provincial del día de la fecha: Piden más pericias para la madre acusada de degollar a su hijo Otro muerto por la violencia escolar; ahora en Misiones Dos carteristas adolescentes fueron arrestados en un baldío Polémica condena a un hombre que tuvo sexo con una chica de 14 años Tiene 11 años y asaltó con un arma de juguete Etimológicamente, educación tiene dos significados: educare que significa “conducir”, llevar a alguien de un estado a otro; y educere que significa “extraer”, sacar algo de dentro del hombre. Esta noción revela dos aspectos de la educación: por un lado, un movimiento, un proceso y, por otro, tiene en cuenta una interioridad a partir de la cual van a brotar esos hábitos o esas formas de vivir que determinan o posibilitan que se diga que una persona “está educada”. Todos del mismo día… Claro que hay otros muchos temas más, nacionales, internacionales, económicos, deportivos, pero esto, me parece lo más importante, por que es el futuro que estamo

El Hombre y la Mujer

El hombre es la más elevada de las criaturas; la mujer, el más sublime de los ideales. El hombre es el cerebro, la mujer el corazón; el cerebro fabrica la luz, el corazón el amor; la luz fecunda, el amor resucita. El hombre es fuerte por la razón; la mujer es invencible por las lágrimas; la razón convence, las lágrimas conmueven. El hombre es capaz de todos los heroísmos; la mujer, de todos los martirios; el heroísmo ennoblece, el martirio sublima. El hombre es un código; la mujer es un sagrario; el código corrige, el evangelio perfecciona. El hombre es un templo; la mujer es un santuario; ante el templo nos descubrimos, ante el santuario nos arrodillamos. El hombre piensa; la mujer sueña; pensar es tener en el cráneo una larva, soñar es tener en la frente una aureola. El hombre es un océano; la mujer es un lago; el océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que deslumbra. El hombre es el águila que vuela; la mujer, el ruiseñor que canta; volar es dominar el espacio, cantar es

Testimonio

Yo pensé que iba a morirme justo cuando estaba viviendo los mejores años de mi vida. Pensé que aquí en la tierra no volvería a ver a nadie, y que tampoco vería a mi Dios. Desbarataron mi casa, y me deprimí bastante; ¡Perdí las ganas de vivir! Todo esto pasó de un día para otro, pero esperé con paciencia a que saliera el sol. Me sentía derrotado, como si un león me hubiera atacado. Chillé como golondrina, ¡Me quejé como paloma! Me cansé de mirar el cielo y gritar: “¡Dios mío, estoy angustiado! ¡Dios mío, ven en mi ayuda!” Era tanta mi amargura que ya ni dormir podía. Pero no podía quejarme porque tu, mi Dios, ya me lo habías anunciado, y cumpliste tu palabra. Tú mi Dios, me devolviste la salud y me diste nueva vida. Tus enseñanzas son buenas, por que dan vida y salud. Sin duda fue para mi bien pasar por tantos sufrimientos. Por tu amor me salvaste de la muerte, y perdonaste todos mis pecados. Los que han muerto ya no pueden alabarte, no confiar en tu fidelidad; en cambio, los que aún vi