"Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38). "Solía pensar que los dones de Dios estaban colocados en anaquelería, uno arriba del otro. Cuanto más alto yo creciese, más fácil les alcanzaría. Ahora yo pienso que los dones de Dios están colocados en anaquelería, uno abajo del otro. Cuanto más yo me incline hacia abajo, más fácil les alcanzaré." (F.B. Meyer) Nuestra vida cristiana consiste en buscar al Señor de tal manera que seamos siempre una bendición en Sus manos. A cada paso que damos en Su presencia ascendemos una grada en el conocimiento de Su voluntad. Queremos agradarlo y de esta forma, agradar a nuestros hermanos. Si somos una bendición en las manos de nuestro Dios ciertamente lo seremos también en la vida de aquéllos que están a nuestro alrededor. Sabemos que el amor es la característica de la vida de aquéllos que siguen al Señor. El cristiano está siempre presto a extender las manos a los necesitad...