“Si tienes comida en la heladera, ropa en tu espalda, un techo sobre tu cabeza y un lugar para dormir, eres más rico que millones en el mundo y por ello, puedes dar gracias a Dios. Y si tienes dinero en el banco y en tu bolsillo y sobras en el plato, estás entre los afortunados de este mundo y puedes dar gracias a Dios. Y si tienes radio o un equipo de sonido para escuchar mensajes y música cristiana, eres parte de una minoría que tiene esta oportunidad en el mundo y por ello, le puedes dar gracias a Dios. Y si despertaste esta mañana con más salud que enfermedad, eres más bendecido que muchos que ni siquiera sobrevivirán en este día y por ello, también le puedes dar gracias a Dios. Y si nunca has experimentado el temor de la guerra, la soledad de la cárcel, la agonía de la tortura y las punzadas del hambre, estás mejor que millones de personas en el mundo y por ello, le puedes dar gracias a Dios. Si puedes asistir a una iglesia sin temor a hostigamiento, al arresto, a la tortura o a l...