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Matrimonio Homosexual, ¿Por que no?

Por qué rechazamos el proyecto de ley de matrimonio homosexual.

Ponencia del Pr. Rubén Proietti ante el Senado de la Nación con motivo del proyecto de ley CD-13-10, sobre las modificaciones al matrimonio y filiación en el articulado del Código Civil en lo referente a parejas del mismo sexo.

29 de junio de 2010

Primera Sección
Agradecimiento:

Agradezco primeramente la invitación de la Comisión de Legislación General del Senado de la Nación a exponer sobre el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo que tiene media sanción de la Cámara de Diputados.

Desde ya mi reconocimiento primero a la Presidenta de la Comisión, y al resto de los miembros de la misma; por el clima de respeto con que vienen llevando adelante estas audiencias públicas.

1. Agradezco esta oportunidad de expresarnos. Claramente no fuimos favorecidos con este derecho en la instancia de Diputados. No fue favorecida entonces la voz de las ciudades y provincias argentinas. Y así, los diputados se evitaron la posibilidad de palpar y oír el pensamiento amplio de la ciudadanía. Dada la enorme responsabilidad que les ha tocado, deseo destacar esta muestra de democracia y pluralismo que partió del Senado en General y de la Presidenta de la Comisión, en particular. Seguramente basada en un gran esfuerzo al movilizarse y participar de extensas sesiones. Durante estas semanas y en razón de esta agenda de consultas que ellos mismos se han impuesto, han tenido oportunidad de escuchar muchos y variados argumentos, fundamentados con todo tipo de razones, algunas veraces y otras absolutamente falaces.

2. Ya hemos oído aquí a los abogados expresarse acerca de las graves consecuencias legales que implica una modificación de este tipo; también a las razones psicológicas donde los profesionales que sostienen la defensa del derecho superior del niño citan estudios y conclusiones respecto de la necesidad que un niño tiene de tener un papá y una mamá para su correcto desarrollo psicosocial; también, incluso a las razones médicas, genéticas, o sociológicas. Repito, fueron claros y contundentes los alegatos a favor del matrimonio legal entre hombre y mujer tal cual lo sostiene hoy el Código Civil de la Nación.

3. Tampoco quiero recurrir a las emociones, por lo que no voy a montar una escena teatral para ustedes, ni voy a leer alguna carta emotiva, ni voy a ponerme a llorar con la esperanza de conmoverlos. Creo que lo que les habrá producido la mayor emoción es ver a las familias argentinas manifestándose en forma absolutamente pacífica, a cambio de nada, por sus propios medios, sin recitales ni festivales que los atraigan y no para mostrar orgullo por nada sino solamente la más absoluta convicción de lo que esperan que sus representantes respeten: a la familia argentina, al matrimonio de hombre y mujer y que todos los niños tengan un papá y una mamá. En todo el país, las familias argentinas se están movilizando por las graves consecuencias que acarrearía a nuestra nación lo que se pretende modificar.

De este modo, habiendo escuchado tanto, sólo procederé a destacar lo que considero fundamental a la hora de las conclusiones:

1. No se debería votar esta Ley por efecto de las emociones. Hemos observado de qué modo tanto aquí en las ponencias, cuanto a través de los medios de comunicación, se ha intentado que las emociones le ganen a la razón. No es buena fórmula esta... Incluso saliéndose completamente del tema, ya que aquí no venimos a tratar el homosexualismo, sino un proyecto de matrimonio homosexual con adopción; no se juzga al homosexual como tal, sino que se considera un proyecto en torno al matrimonio.
Los testimonios emotivos de hijos adoptados por homosexuales solteros, de homosexuales aceptados por sus padres, etc. son valiosos, pero no hacen a la cuestión de la generalidad que la Ley debe observar. Son excepciones a la regla que no hacen más que legitimar el contenido de la norma que regula al conjunto. Valga a modo de ejemplo, la celebrada dramatización del gran actor Pepito Cibrián sobre “marica” que no tiene absolutamente nada que ver con el tema en cuestión.

2. Justamente, no se debería Legislar una Ley de alcance general en función de las excepciones. Bien está dicho que la excepción hace a la regla, pues he notado con preocupación, cómo los activistas homosexuales se han referido a casos excepcionales para fundamentar lo que quieren lograr. Pedir la adopción de niños porque los padres heterosexuales son violadores, golpeadores o porque sus hogares se derrumban por el divorcio, sería como admitir que la sociedad argentina y mundial llegó hasta aquí con esas nefastas características propias de la conducta humana, que también son excepcionales, y no como fruto del sistema heterosexual o de la institución matrimonial hombre-mujer o de la expresión que sea. Y miren que lo hemos escuchado!

3. No se debería legislar sin desterrar la confusión y los mecanismos que la producen. Uno puede advertir con facilidad, como en estas presentaciones de posturas o fundamentos, se han intercambiado las banderas. Cada uno acusa al otro de algo. De lo que le conviene. Sea por el pensamiento único, fundamentalista, antidemocrático, discriminador, etc. Tamaña tarea la de Uds. senadores de la nación, para poner en su lugar cada una de estas situaciones, pero es evidente que hay que ir a la etimología de estas palabras para saber quién las usa realmente como es debido. O por lo menos ponerse en el lugar del otro, porque el gran mundo heterosexual se siente muy dañado por tantos epítetos no buscados, que no hacen a su diario vivir, que avasallan su manera de pensar siendo tratados de retrógrados o teniendo que soportar discriminaciones por su fe de vida.

4. No nos merecemos Leyes con ausencia de la verdad. Hay formas de manipular la verdad. Hasta un reloj parado está en lo cierto dos veces al día.

Las palabras tienen un valor intrínseco, etimológico, significante, conforme a su definición. La institución del matrimonio tiene una valoración social y cultural que data de miles de años y a la vez universal. Por lo tanto, esa herencia de significado no se puede alterar sin producir consecuencias irreparables en el entramado social y cultural y en la misma historia de la humanidad. Si universalmente se ha denominado matrimonio al conformado por hombre y mujer, sin poder ejercerlo en su definición legal e histórica de origen por un mayor y un menor ni por parientes de sangre, o por más de dos cónyuges, querer llamar matrimonio a lo que no responde a esta definición es algo totalmente fuera de sentido.

Hablar de DERECHOS, sin tener en cuenta los REQUISITOS que todo derecho conlleva, no es serio (Por ej.: el joven tiene que cumplir los 18 años para poder votar; el jubilado tiene que cumplir 65 y haber hecho los aportes para recibir su jubilación. Por más que uno ame a una persona, no podrá darle sangre para salvarle la vida si tiene HIV, si está tatuado, etc.)Y hay que escuchar que “los derechos no se plebiscitan”… ¿Acaso se pueden cambiar las leyes establecidas en tiempo y forma, en una democracia, sin la participación del pueblo? Porque fue dicho que en la plataforma partidaria de los actuales legisladores, ni siquiera se hablaba de estos temas fundamentales para la sociedad.

Hay que escuchar que la constitución habla de igualdad de todos los habitantes. Y es correcto, pero igualdad para todos en los derechos constitutivos, no de las elecciones selectivas.

5. No se debe legislar influenciado por la prensa: Qué sensación negativa produce vivir con una prensa tendenciosa y tan poco democrática... Qué tristeza para una sociedad cuando se pierde el equilibrio, la ecuanimidad y no se informa con neutralidad. Es tremendo el poder de la prensa, todos los sabemos, luego, cuando vemos que está deliberadamente inclinada, es cuando racionalmente debemos pararnos en los caminos, observar y no dejarnos llevar.

Sobre este tema no necesito dar ejemplos porque es vox pópulis la toma de posición de una gran cantidad de medios a favor del cambio del Código Civil. Digamos que están en su derecho, pero dejar de informar sobre la otra posición es discriminatorio y antidemocrático. En nuestra propia cara nos dijeron en el congreso “Uds. no nos interesan, ellos son la noticia”, cuando les pedíamos igualdad de oportunidades. Funcionarios llegaron a decirnos cómo a la hora de votar pesa la presión de la prensa. Y todos lo sabemos. Aquí tengo, para dar un humilde ejemplo, la cantidad de gente que dieron los diarios en Mendoza. De 2000 a 4000. Y aquí tengo el acta de la policía que habla de 14.500. De nuestro primer acto un periódico escribió 800 personas y el conductor Gerardo Rozín le dijo a María Rachid “yo estoy con vos en esto del matrimonio gay, pero no digas 800 porque cualquiera al ver las fotos y la filmación se da cuenta que eran miles”. De 800 a miles. De 2000 a 14.500 dato oficial. Ya lo sabemos, y lo seguimos soportando estoicamente. Pero legislar con una influencia de la prensa así, realmente es para comprender a los senadores de nuestra nación. Otro caso emblemático ocurrió con La Nación. Ahí debo decir que lo que salió ayer es lo que confunde. Y no porque a mi colega Salomone (Presidente de la FECEP) le hayan cambiado el nombre, sino por decir que FECEP es la federación evangélica N° 3 (¿de dónde sacaron tan errática información?) y que FAIE es una de las más grandes? Y por desconocer a otras federaciones que son más grandes que FAIE. Se nota que la nota quería exaltar al más chico, porque giraba en torno a la postura de FAIE, aunque el título era EVANGÉLICOS Y MATRIMONIO GAY. Se entiende, ¿verdad? Y si no, vean el Clarín de hoy, es tapa el acto pro gay de ayer. Nuestros actos multiplicaron, en el mismo lugar, varias veces la asistencia de ayer, y no tuvieron una consideración semejante, sino que tan sólo hubo una foto relegada a las páginas interiores…

Entonces,

Creemos que es racional mirar el mundo en el que estamos insertados y preguntarnos por qué razón países que nos llevan el doble de vida sobre la faz de la tierra, en diferentes culturas y continentes mantienen el vínculo matrimonial como base fundamental de la sociedad, y otros más inquietos se han planteado el estudio de la modificación y después de mucho andar, decidieron permanecer así como están. Estamos hablando de ocho naciones que cambiaron frente a 198 que no, muchas habiéndolo estudiado. Estamos analizando que en cada uno de esos países, aprobado el casamiento, los homosexuales no se han casado más que excepcionalmente.

Es que esto obedece a otra realidad. Es la minoría de la minoría homosexual la que habla de casamiento. Escuchamos tantos testimonios de homosexuales que no piensan en casarse por sostener los principios que hacen al matrimonio.

Pero hay otro aspecto que hace a la racionalidad para las leyes y es, sin ser adivinos, tener idea del panorama para la sociedad a que nos llevará la aprobación de un proyecto de ley como el que está en cuestión. Y esto no es ser apocalíptico ni amenazar con temores. Es ser realista, a saber:

Cambiará el orden social: los chicos heterosexuales en su mayoría tendrán que aprender que ahora se vive con dos mamás, o dos papás (aluden, las voces a las que me referí, que hoy también los chicos deben vivir sin uno de ellos, o sin los dos, reemplazados por los abuelos o los tutores. Insisto, no se puede legislar por la excepción. Si el proyecto se convierte en ley, los dos papás o las dos mamás no serán una excepción, serán la ley…)

¿Cómo se enseñará en las escuelas? ¿Qué pasará cuando un chico lleve el cuadro de su familia heterosexual? ¿Acaso no será discriminador? ¿Cómo funcionará la mente de un chico que vive en su casa de una manera, pero sus compañeros, su maestra, etc., le enseñan de otra?

Esto le ocurrirá, de acuerdo al tiempo, a sus hijos y seguro a sus nietos. ¿Estamos preparados para otro orden social a contramano del mundo?

Pero lo que últimamente ha llamado más la atención a muchos de Uds. es, de acuerdo al art. 36 del nuevo proyecto, la negación al niño de su derecho a tener un padre. Y digo últimamente, porque son tantos los corrillos, las fundamentaciones, los sentimentalismos, que van dejando de lado los temas básicos, pero es de esperar que semejante cambio no se consolida con redefinir la palabra matrimonio a la argentina, sino que como el matrimonio es la base de la familia y sociedad, todo lo que la constituye también debe ser modificada, y es así que en ese art. 36 dice que en el caso de dos mujeres las contrayentes, una debe anotar al niño como madre y la otra como cónyuge, conforme a lo que sería esta nueva ley. ¿Y el padre?.....

Un niño nacido de una mujer casada con otra del mismo sexo, será inscripto como “hijo matrimonial” de ambas, excluyendo deliberadamente al padre biológico. Los hijos de desaparecidos claman por conocer a sus padres. ¿Y los niños de esta presunta ley? Por ley no lo podrán saber jamás…

¿Será necesario esto?

Nosotros no aceptamos el proyecto en tratamiento. Estamos firmemente convencidos que Dios creó al hombre y la mujer, para vivir en complementariedad emocional, sexual, social y espiritual, y compartir la vida; formando una familia, célula básica de la Sociedad. La unión sexual de hombre y mujer para dar nacimiento a los hijos, NO ES EL FINAL, SINO SÓLO EL PRINCIPIO DE LA INDECLINABLE PRESENCIA DE LO FEMENINO Y LO MASCULINO EN LA VIDA, FORMACIÓN Y EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS.

Segunda Sección

Hasta aquí, como han visto, venimos haciendo las consideraciones desde la civilidad. Es que en todo este proceso nos encantó poder expresar nuestras convicciones como ciudadanos, independientemente de nuestra fe. A pesar que, por responder a una confesión, sin hablar, se nos haya tildado de fundamentalistas, retrógrados, religiosos, etc., etc… ¡Esto sí que es discriminación clara y evidente!

Es que la ley es para todos los habitantes independientemente del credo que profesen, de ahí que nos agradó ser parte de las deliberaciones sin esgrimir credo alguno.

Pero, los credos también son parte vital de nuestro país. Las últimas encuestas dan cuenta que el 92% de la población profesa la fe monoteísta. Tenemos mucho que ver con las características de nuestra nación. Pero por si esto fuera poco, invoca el preámbulo de nuestra constitución a Dios como fuente de toda razón y justicia.

Les compartía que debemos legislar con la razón. Y Dios es fuente de toda razón. Y fíjense que el preámbulo toma nota de la realidad del pueblo argentino. No la ignora, no la pone en segundo lugar, lo considera atentamente. ¿Será por eso que esta última sesión es la de los credos? Y no está mal, es coherente.

Aún el invocar a Dios se hace en respeto de los que le creen y no puede haber leyes que lesionen o presionen a los que no creen. Bendita libertad que gozamos en nuestro país. Entonces como hombre de credo convocado en esta tarde, debo confesarles que nos pone muy felices que la constitución por sus pactos internacionales incorporados y nuestro Código Civil definan al matrimonio formado por hombre y mujer y defienda a ultranza el derecho universal de los niños.

Pero en nuestro caso, al hablar de Dios no hablamos de religión porque eso es lo que hace el hombre para llegar a Dios. No digo que esté mal, digo que no hablamos de eso. ¿De qué hablamos entonces? De Revelación, es decir, lo que hizo Dios para llegar al hombre (Escritura de S. Juan 3:16). Dios se hizo hombre, creemos los cristianos, para darle al ser humano de una manera particular, la alternativa para lograr la realización de su ser. Dice la Escritura que si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe, pero Él resucitó y vive y tiene poder para levantar al caído, perdonar los pecados, dar paz interior y ofrecer la vida eterna. Esa es la verdad que predicamos. Es la necesidad insatisfecha que todo ser humano busca satisfacer y la encuentra sólo cuando cree y hace lo que Dios le demanda. No autoritariamente, sino voluntariamente.

Estas comunidades de fe saben, a partir de las Sagradas Escrituras, que la desobediencia al orden de Dios trae consecuencias para la totalidad de la vida, individual y social. Esta desobediencia se llama pecado. La unión de dos hombres o dos mujeres está desaprobada por la Palabra de Dios y esto no es sólo para los que la practican sino para los que se complacen en ella (Romanos 1:26;27;28 y 32). El pretender la categoría de matrimonio para la unión homosexual es una abierta provocación al Dios que invoca nuestra Constitución y por el que juran algunos de nuestros Legisladores, al mismo tiempo que ofende la sensibilidad de millones de personas que profesan la fe cristiana. Esto, sin dejar de ratificar enfáticamente, que lo que Cristo abomina es el PECADO, pero es indulgente con el pecador, por quien ofreció su vida en sacrificio y AMOR ABSOLUTO, liberándolo, por medio del arrepentimiento, de sus consecuencias.

Y como pastores, estamos con la gente, con su necesidad, de todo tipo, y el sustento de este mensaje es el cambio que la persona de Cristo produce en las vidas. Podríamos hablar de los presos, de los adictos, de los enfermos, de los alcohólicos, de los deprimidos, de los terminales, no hay nada imposible para Dios. Como se imaginarán, conocemos cantidad de casos que experimentaron el poder de Dios en sus vidas pero en esta tarde me da mucho gusto presentarles uno de los matrimonios que pidió ayuda y la encontró en Dios.

Tercera Sección

Para ir finalizando, queremos reivindicar una gran verdad. Que como Cristo ama a todos, sin acepción de personas, nosotros, como cristianos, debemos amar profundamente a todos nuestros conciudadanos, a todos, a los homosexuales claramente también. Si bien es verdad que en este debate, nuestras ideas se enfrentan, junto con nuestros valores morales y de fe, esto no es razón para que el amor se apague.

Es necesario traer este sentir, en función de todas las acciones que rodearon este debate No estamos en contra de nadie, solo a favor del matrimonio entre un hombre y una mujer, y del derecho superior del niño a tener garantías legales de disponer de un papá y una mamá.

Para finalizar, quiero señalar que oramos para que los Sres./as. Senadores/as tengan sabiduría a la hora de votar por algo tan trascendente, y lo hagan en función del fortalecimiento de la familia entre hombre y mujer, en lugar de introducir nuevas formas que crearían un estado de inestabilidad social aún mayor. Que advirtamos que estamos ante un experimento social inédito. Nunca en la historia (ni siquiera en las sociedades más homosexualizadas, Sodoma, los romanos con los efebos) se tocó el matrimonio. No sólo en el pasado. En la actualidad, el 96% de los países no tocan este tema.

Recordemos finalmente que el matrimonio como institución no está para resguardar los gustos personales sino para garantizar la supervivencia de la especie. Que FAMILIA no es sólo papá y mamá. Comienza por un hombre y una mujer únicos capacitados para darle forma a la FAMILIA. Así vienen los hijos y por la descendencia es que FAMILIA es mamá, papá, hijos, hermanos, primos, tíos, cuñados, suegros, yernos, nueras, abuelos, nietos, bisabuelos, bisnietos, una gran institución, milenaria, mundial en la que se sostiene la sociedad toda.

Dios les bendiga!
Fuente: ACIERA

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