1Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
2 Para entender sabiduría y doctrina,
Para conocer razones prudentes,
3 Para recibir el consejo de prudencia,
Justicia, juicio y equidad;
4 Para dar sagacidad a los simples,
Y a los jóvenes inteligencia y cordura.
5 Oirá el sabio, y aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá consejo,
6 Para entender proverbio y declaración,
Palabras de sabios, y sus dichos profundos.
El libro de Proverbios debería ser leído y analizado en todas partes. El prólogo de este libro explica maravillosamente su motivo.
No desechemos los para, el escritor tenía y tiene un propósito.
No debería arrancarnos solamente un: -¡Qué lindo!; -¡Huy, cuánta verdad!, sino que debería movilizarnos a crecer en aquellas áreas debilitadas en nuestra vida.
El mundo tiene urgente necesidad de hombres sabios, prudentes e inteligentes. Seguro que su comunidad también. Esto comienza por el hogar, la escuela, el trabajo, la Iglesia. Cada una de los focos de desarrollo de las personas. Hasta llegar a los lugares de poder, gobierno municipal, provincial y nacional. Se puede. ¿Por qué no lo medita y aplica?
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día.
Ese hombre es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas.
¡Todo lo que hace, le sale bien!
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