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Amartizar


Gn 11:6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.


Tras un viaje de 679 millones de kilómetros

El hombre logró amartizar. Felicitaciones.
Bendita inteligencia, sea esta, puesta al servicio del pleno desarrollo de la humanidad así como lo precisó el Creador.
Dios vea a toda la humanidad puesta de acuerdo para alcanzarlo y seguramente no solo alcanzaremos Marte, sino que también lo veremos a Él volver en toda su Gloria.

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  1. NADA IMPIDE ATERRIZAR EN MARTE

    No hay razón para inventar palabras cuando el concepto no ha cambiado



    "Suelo", "superficie", "descenso", "se posó". ¡Qué trabajo para hablar de la llegada de la sonda Phoenix a Marte! "¿Cómo vamos a hablar de "aterrizaje" o decir que "aterrizó", si no llegó a la Tierra?", razonan algunos. Y se rompen la cabeza en busca de términos para designar una acción que, si la hubieran realizado los marcianos enviando una nave a la Tierra, no dudarían en llamar aterrizaje .

    La acción es la misma. Lo único que diferencia la hazaña del Phoenix de la hipotética llegada marciana a estos lares es el terreno, perdón, el suelo, que allí no puede ser terreno , donde se posó. Pero uno mira las fotografías y no ve que sea tan diferente: una extensión llana, de tierra rojiza que no puede ser tierra , matizada con algunos pedruscos y terrones que tampoco pueden ser terrones .

    Plumas de metal

    Y los buscadores siguen dando vueltas hasta que alguno, precisamente, aterriza: "Si posarse en la Tierra es aterrizar y posarse en la Luna es alunizar , posarse en Marte tiene que ser amartizar , y el sustantivo, como aterrizaje y alunizaje , debe ser amartizaje ". Cuando una aeronave aterriza en un portaaviones, ¿dirán que "aportaavioniza"?

    Hubo un tiempo en que los hombres escribían con plumas de ave convenientemente recortadas. Un día a alguien se le ocurrió inventar un instrumento de metal de forma parecida, que cargaba tinta como una pluma y, sobre todo, cumplía la misma función. Como el invento duraba más que una pluma y se sostenía con mayor comodidad, reemplazó a la pluma de ave en las preferencias de la gente. Los buscadores de nombres razonaron: "Si tiene forma de pluma, carga tinta como una pluma y escribe como una pluma, ¡es una pluma!". Y pluma quedó la pluma.

    Los grandes barcos que hacían la travesía entre América y Europa se llamaron transatlánticos . Y transa-tlánticos siguen llamándose. Cuando en lugar del Atlántico cruzan el Pacífico, a nadie se le ocurre rebautizarlos "transpacíficos".

    Los objetos reciben su nombre por circunstancias diversas, pero no siempre la palabra que está en la raíz del nombre es la que define al objeto. Por eso, cuando los objetos evolucionan, si conservan la característica que los define como clase, pueden conservar su nombre, aunque la circunstancia por la que lo recibieron ya no exista.

    La pluma para escribir era una pluma de ave, pero lo que la definía como objeto era que se usaba para escribir. La pluma de metal siguió llamándose pluma porque, aunque el material había cambiado, la función del instrumento era la misma. El transatlántico se llamó así porque cruzaba el Atlántico, pero lo que lo caracterizaba era su tamaño y su capacidad de hacer grandes travesías, de modo que no tenía por qué cambiar de nombre cuando cruzaba otro océano. De la misma manera, las herramientas no son todas de hierro y el periodismo puede llamarse prensa aunque sea oral y no se imprima.

    Lo general y lo particular

    Inventar palabras como alunizar y alunizaje , o llamar andinistas a los alpinistas que escalan los Andes es innecesario. Y poco educativo, porque son nombres que designan cosas particulares y no permiten entender que esas cosas pertenecen a clases más generales.

    Alunizar y alunizaje , andinismo y andinista han sido aceptados por los hablantes y, como están bien formados y se usan, se han ganado un lugar en los diccionarios. Pero si vamos a inventar un verbo y un sustantivo de acción para cada planeta en que aterrice una nave, a medida que avance la conquista del espacio vamos a tener que decir "avenerizar", "ajovizar", "asolizar", "atitanizar", etcétera. Y no vamos a poder estudiar la geología de Marte (porque geología viene de gê , que es ´tierra en griego), sino la "martilogía". Y cuando colonicemos ese planeta, no vamos a comprarnos un terrenito para hacernos una casa, sino un "marcianito".

    Por Lucila Castro
    De la Redacción de LA NACION

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