La violencia familiar es un flagelo que acompaña al hombre desde sus orígenes. En todas las épocas y ambientes se ha manifestado. Ahora, me resulta cada vez más preocupante la actitud social de pretender institucionalizar este mal, como si solo de ello dependiera la solución. No cabe duda que se pueden alcanzar algunas medidas positivas como para no seguir alimentando dicho flagelo, pero es necesario tratarlo desde su origen y ese, es el interior del ser humano mismo, su corazón, su mente. Allí se inicia y cuando sale, contamina a su área de influencia. En el tratamiento de toda esta problemática el "convidado de piedra" o el "marginado" pareciera ser Dios, el Creador. ¿Hasta cuándo? Con los aportes de los contribuyentes se pueden abrir muchas más oficinas e instituciones, con sus 0800 (línea gratuita), Internet y hasta la nanotecnología, pero como escribió el apóstol Pablo: "La ciencia envanece, la caridad edifica" . No desestimemos las leyes humanas, pe...